Un jurado popular enjuiciará a partir del próximo día 20 de septiembre en la Audiencia Provincial de Sevilla al varón acusado de asesinar en el año 2022 a su pareja sentimental en una vivienda de la capital hispalense, tras lo que presuntamente se deshizo del cadáver arrojándolo a la orilla del río Guadalquivir, hechos por los que la Fiscalía reclama para el investigado un total de 29 años de cárcel.
De este modo, el juicio comenzará el día 20 de septiembre con la constitución del jurado popular, la presentación de las alegaciones previas por las partes personadas y la declaración del acusado, tras lo que los días 23 y 24 comparecerán los testigos y el día 25 los peritos.
En su escrito de acusación, el Ministerio Público reclama para el acusado 25 años de prisión por un delito de asesinato con las agravantes de parentesco y de género; tres años de cárcel por un delito continuado de estafa, y un año de prisión por un delito de lesiones en el ámbito de la violencia sobre la mujer con la agravante de reincidencia, así como que, en concepto de responsabilidad civil, indemnice con un total de 188.888 euros a la familia de la fallecida, y que devuelva la cantidad 8.140 euros por el dinero presuntamente sustraído de la cuenta bancaria de su pareja.
El Ministerio Público relata que el acusado mantenía con la víctima desde el año 2010 una relación sentimental intermitente y con convivencia esporádica, dado que ésta trabajaba habitual y regularmente en domicilios en el servicio doméstico en régimen de interna, añadiendo que, el día 30 de agosto de 2020, el encausado llegó al domicilio que ambos compartían -una habitación alquilada en un inmueble de la capital hispalense- y, tras solicitarle dinero y como quiera que ella se negó a darle nada, “la increpó, ante lo que la misma huyó del domicilio y en la calle se refugió en un locutorio cercano”, tras lo que el investigado “fue detrás de ella, la sacó del locutorio agarrándola del brazo y le propinó dos bofetadas en la cara”.
Por estos hechos, el varón fue acusado en sentencia firme de 31 de agosto de 2020 del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3 de Sevilla a la pena, entre otras, de 16 meses de prohibición de comunicación y aproximación a menos de 300 metros de la víctima por un delito de lesiones en el ámbito de la violencia de género, prohibición que finalizó el día 23 de diciembre de 2021.
La Fiscalía agrega que, durante el tiempo de vigencia de dicha pena, el acusado y la víctima cesaron en su relación, manteniendo ambos relaciones sentimentales con otras personas, no obstante lo cual, en fecha no determinada pero posterior al 23 de diciembre de 2021, ambos retomaron su relación y, desde febrero de 2022 en que la fallecida dejó de trabajar como interna en un domicilio y comenzó a prestar servicios como externa por horas, reanudaron la convivencia en la misma habitación alquilada.
El acusado actuó “movido por los celos”
En este sentido, señala que, de los ingresos obtenidos por su trabajo, la víctima tenía casi 32.000 euros ahorrados en una cuenta corriente de una entidad bancaria de la que era la única titular, con una tarjeta bancaria asociada “que siempre llevaba consigo”, algo de lo que “era conocedor” el encausado, quien “retomó la relación animado por tal motivo”.
El Ministerio Público indica que, el día 24 de abril de 2022, ambos se encontraban desde la mañana reunidos en el salón del inmueble junto con unos amigos “bebiendo cerveza y bailando”, tras lo que, en un momento dado de la tarde-noche, el investigado “se percató” de que su pareja sentimental “presentaba marcas de chupetones en el cuello que no le había hecho él y se molestó, iniciando ambos una discusión” en el curso de la cual la fallecida “le dijo que era muy viejo y aburrido y que prefería estar” con un varón “con el que había pasado la noche y el día anterior”.
Minutos después, el acusado “se acercó” a la afectada, que estaba sentada en una silla y, “de forma sorpresiva y con el propósito de menoscabar su integridad física, le propinó un fuerte golpe en la cara y se lanzó contra ella, ante lo que los presentes tuvieron que intervenir en su ayuda, quitándole al acusado”, tras lo que éste “se marchó del domicilio muy enfadado”.
La Fiscalía añade que, tiempo después, el investigado regresó al domicilio y, nada más verlo, la víctima “se introdujo en estado ebrio en su dormitorio y cerró la puerta, quedándose el acusado junto con los invitados en el salón”, señalando que, pasado un rato, y una vez que todos los amigos se habían quedado dormidos en el salón, el acusado se introdujo en el dormitorio que compartía con la víctima y, “movido por los celos y por el propósito de hacer suyo el dinero que tenía, consciente de que pretendía abandonarlo” por otro hombre y “aprovechando la situación de indefensión que aquella presentaba al encontrarse sus capacidades psicofísicas afectadas por el abundante alcohol ingerido y que estaba desprevenida, de forma súbita y sorpresiva se colocó encima de ella con objeto de darle muerte”.
Se apoderó de 8.140 euros de la cuenta de la fallecida
Así, y según el relato del fiscal, el acusado, que se encuentra en prisión provisional por estos hechos desde el 24 de junio de 2022, la inmovilizó “al aplastarle pecho y tórax con el peso de su propio cuerpo, al tiempo que le sujetaba fuertemente el cuello para evitar que se moviese y le taponaba las vías respiratorias, bien con la mano o con la almohada”, todo ello hasta que la mujer falleció por asfixia mecánica por sofocación.
Seguidamente, “y a fin de eliminar cualquier vestigio biológico que pudiera asociarlo a lo acontecido”, el acusado “empaquetó el cuerpo sin vida” de su pareja sentimental. Sobre las 10,00 horas del día 25 de abril, el encausado echó a todos sus invitados de la vivienda “bajo el pretexto de que quería hablar a solas” con la víctima, de forma que “se fue deshaciendo a lo largo del día de todas sus pertenencias, tirándolas a diferentes contenedores de basura”, tras lo que, sobre las 23,30 horas de ese mismo día, y sirviéndose de una carretilla, “trasladó el cadáver y lo arrojó en la orilla del río Guadalquivir, pasado el Puente del Alamillo, oculto entre matorrales”.
La Fiscalía precisa que el cadáver permaneció en dicho lugar hasta el día 21 de junio de 2022, cuando el acusado, tras ser detenido, reveló su ubicación. El investigado, además, y “guiado del ánimo de ilícito beneficio”, se apropió de la tarjeta bancaria de la fallecida y, siendo conocedor del PIN de la misma por habérselo facilitado ella en ocasiones anteriores, se dirigió a varios cajeros automáticos de los que extrajo distintas cantidades de dinero, apoderándose entre los días 25 de abril y 7 de mayo de un total de 8.140 euros de la cuenta de su pareja.
Entretanto, el acusado, “a fin de apartar cualquier sospecha que pudiera asociarlo a la muerte, fue difundiendo entre los amigos y allegados” que la víctima “se había marchado voluntariamente con otro varón y fingió conexiones de la misma a las redes sociales Facebook y Messenger”, sostiene el Ministerio Público, quien concluye que el acusado y la fallecida “estaban ligados de forma estable por relación de afectividad análoga a la matrimonial, y en el seno de esa convivencia se produjo la muerte, precisamente por el hecho de ser mujer y por su deseo de ruptura de la relación, que el acusado no quiso aceptar”.
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